Blouse es un trío de Portland que, definitivamente, debe de tener una máquina del tiempo escondida en alguna parte. Identificados por lo general con esa etiqueta tan perezosa de «dream-pop» (sí, lo sé, lo he dicho ya muchas veces, pero no deja de ser un refugio demasiado socorrido), debutaron en 2011 con un disco homónimo que, sin ser el colmo de la originalidad, remitía con bastante eficacia a la versión más vaporosa de los años ochenta: por acotarlo del algún modo, el synth-pop difuminado bajo el velo de gente como Still Corners o D I A N A.
Había una canción en ese disco, «Time Travel«, en la que la gaseosa voz de Charlie Hilton (así se llama la vocalista del grupo, los otros dos integrantes son Patrick Adams y un Jacob Portrait que reparte su tiempo con su otro proyecto, Unknown Mortal Orchestra) recitaba como un mantra lo que sigue: “I was in the future yesterday / But now I’m in the past”, algo que creo que recogía muy bien el caracter retrofuturista del sonido la banda.
El caso es que dos años después, y repitiendo con esa casa de legañas en la que se ha convertido el sello Captured Tracks, los Blouse anuncian la publicación de la continuación a aquel primer disco: será en septiembre, con el poco favorecedor título de «Imperium«, y sorpresa, sorpresa, el single con el que lo anuncian parece anticipar un interesante cambio de aires.
O no. Es decir, sí: «No Shelter» sigue tirando de la socorrida máquina del tiempo, pero va más allá del mero ejercicio de estilo, y además alguien ha debido de apretar mal los botones, porque suena gloriosamente a psicodelia sixties. Eliminad así los sintetizadores que protagonizaban la música del grupo en sus inicios, y aliñad en cambio ahora la receta con un toque a lo Beach Fossils o Wild Nothing (que por algo son compañeros de discográfica): aleluya, esto suena como si a Trish Keenan (Broadcast) le hubieran comprado una guitarra, y claro, como todo lo que se acerque siquiera remotamente al aura eterna de los de Birmingham, me gusta.
Comenta Charlie Hilton que escribió esta canción en un momento muy malo en que necesitaba escapar de sí misma, y de algún modo el tema fue inspirado por la ansiedad que le provocaba no lograrlo. No deja de ser curioso, visto el resultado: lejos de la claustrofobia, «No Shelter» planea con gracia sobre paisajes oníricos y muestra al grupo en su mejor forma hasta el momento.
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