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Más discos chulos encontrados en la estela espumosa de 2014; este lo firma una artista que no conocía, y sobre la que tampoco he tenido ocasión de leer demasiado, al menos en nuestro idioma. El caso es que Haley Bonar no es ninguna novata:  el absolutamente recomendable «Last War«, publicado en mayo del año pasado de la mano de Graveface Records, es ya el quinto de su carrera (firmó el primero a los muy precoces 18 años), y desde luego no le han faltado buenos contactos. Para empezar, la pizipireta artista (busquen sus fotos en Google y no me digan que no cae simpática, de primeras) fue descubierta por Alan Sparhawk (Low) cuando contaba tan sólo con veinte años  y sus canciones empezaron a sonar en las radios universitarias, tras lo cual se convirtió en telonera de los de Minnesota y viajó con ellos a lo largo y ancho del continente americano. Algunas inclusiones ocasionales en bandas sonoras de cine y televisión, y el apoyo de gigantes como Arcade Fire (también acabó por telonearles a ellos) hicieron el resto, y explican en gran medida que para este último disco la artista haya contado con el lustroso acompañamiento de miembros de la banda de Andrew Bird, y la llamativa presencia (quizás es lo primero que se destaca en las críticas del disco) de Justin Vernon. Para los -existen, me consta- completistas de todo aquello cuanto se refiera al hombre detrás de Bon Iver y Volcano Choir, se trata de «From A Cage» y «Eat For Free«.

La cantante y compositora canadiense se vale en esta su última entrega de argumentos incontestables que ayudan a que el disco (nueve concisas pistas: mejor eso que andar metiendo material de relleno) se pase en un suspiro: para empezar, una magnífica voz (que a más de uno -me incluyo, claro- podrá recordarle puntualmente a la de Belinda Carlisle), pero también un especial cuidado en la colocación de sintetizadores ochenteros y guitarras brillantes, y una enorme intuición para las melodías imborrables y los ritmos pegadizos. Y es que, aun forjada en la tradición del folk, Haley Bonar no duda en sonar contundente en la mayoría de los temas (quizá la frágil «Eat For Free» sea la única que se escapa de la etiqueta indie-rock y se arrima a lo acústico), y emocionante en cualquier caso.

El disco arranca como un tiro: «Kill The Fun» es algo así como un «Love Will Tear Us Apart» recubierto de delicioso azúcar, y a continuación, «No Sensitive Man» muestra el lado más roquero de la artista (si antes hablábamos de  la Carlisle, esto quedaría más cerca de The Go-Go’s). En la pista titular, Bonar se deja envolver con un aire más melancólico -casi pesimista, en realidad- manteniendo una hipnótica tensión entre la dulzura de su garganta y la inevitable sensación de desasosiego. Y luego llega esta «Heaven´s Made For Two«, la canción a la que he acabado dedicando esta entrada -me ha costado decidirme, podéis estar seguros- y que sin duda constituye una de las cumbres del álbum.

Creo que la escojo para el blog por un motivo muy concreto: la compleja acrobacia de sus estrofas me tiene absolutamente fas-ci-na-do. Es de esas cosas que se te meten en la cabeza y ya no te salen, una línea melódica que (en lo sonoro no tiene nada que ver, pero también me ocurre con «Hazey Jane II» de Nick Drake,  por ejemplo) trae a mi cabeza imágenes de hojitas agitadas por el viento, dibujando trayectorias imprevisibles en el aire ante nuestros maravillados ojos. Y como si no fuera suficiente,  el ejercicio acaba con una espectacular pirueta final, cuando el tema coge carrerilla y se lanza ante el asombrado público por el oscuro precipicio del noise, consiguiendo un efecto tan inesperado como eficaz:  qué bien van estas sorpresas para dotar a cada una de las canciones de su propia personalidad, y enganchar una cosa con la siguiente.

Con todo, no acaban ahí las buenas noticias: entregaos a la tensa calma de «From A Cage» (un tema que no acaba de explotar, aunque parece que va a hacerlo en cualquier momento), disfrutad con versos tan geniales como algunos de los que  se escuchan en «Bad Reputation» (me declaro muy fan de ese “I wish I could date my former self / She’d be a fun girlfriend” con el que Haley retrata su paso por la maternidad), o deleitaos con la maravillosa pista de cierre. Si lo hacéis, os faltará tiempo después para hacer click sobre este enlace de Bandcamp: al otro lado de la pantalla os espera uno de los discos más redondos de todo 2014, y curiosamente también uno de los menos reconocidos por estas lides.

 

«Green sweeps in the apple trees
I can feel it in between my toes
And I love you, baby, yeah, it don’t sound much
Close to leaving me alone

I call you on the phone but I hang the phone
I could barely even admit I’m on the phone
Besides, I make my way down to Mexico
So I’ll see you on the other side

Heaven’s Made For Two
Heaven’s Made For Two

You’re the only one close to the condition to leave
The conditions, the conditions of a longer leave
Oh, I love to play the money but the deal was free
And I got nothing left to hide

I’m sure we’ll miss the Christmas in the summertime
Settling in the picture with the lady of mine
I’ll be drinking Coca Cola, probably wasting time
Make it on the great divine

Heaven’s Made For Two
Heaven’s Made For Two
Heaven’s Made For Two
Heaven’s Made For Two

Heaven’s Made For Two
Heaven’s Made For Two
Heaven’s Made For Two
Heaven’s Made For Two»

 

4 pensamientos en “Heaven’s Made For Two – Haley Bonar

  1. Encantado, SrHelvetica, y no es una frase hecha. Llegué aquí desde «Don’t eat the yellow snow», a raíz de un comentario hecho por ti al respecto de «Nancy From Now On» de Father John Misty, canción que me deshacía el tuétano. Me alucinó constatar que no era el único. Es curioso comprobar cómo aún nos soprenden estas cosas. Luego leí varias entradas más, la dedicada al «Soul mining» de The The, disco de cabecera de mi adolescencia, y me vi muy reflejado, exageradamente reflejado…Las canciones de Mecano que considerábamos buenas eran las mismas, siendo sonrojados por idénticas letras…En fin, he llegado a pensar, habiendo sido toda mi vida un completista, que son más importantes las canciones que los autores y ya no digo más. Rendido y a sus pies, espero la siguiente entrega, que seguro me encantará.

    Álvaro.

    • Caramba, Álvaro, ni te imaginas la ilusión que me hacen comentarios como el tuyo. Sobre «Nancy From Now On», nada que añadir a lo que he manifestado muchas veces: mi canción favorita de esta década, si no lo es también de los 14 años que llevamos de siglo. De modo que – como no podía ser de otro modo- encantado de conocer a alguien que comparte esta absoluta debilidad.
      Respecto al blog, pues chico, qué quieres que te diga: escribo estos textos por la pura necesidad de compartir lo que más me apasiona en esta vida, y me siento enormemente gratificado cuando gente como tú me dice que gracias a la página ha descubierto tal o cual canción, o que, a miles de kilómetros de distancia de donde yo vivo, un determinado tema les hacía sentir lo mismo que he expresado. Todas esas afinidades le hacen sentir a uno mucho menos bicho raro, y con el tiempo he conseguido tener por internet el tipo de (apasionadas y apasionantes) conversaciones sobre música que muchas veces había intentado, sin éxito, tener con mi entorno más cercano.

      Feliz no: felicísimo de contarte entre los lectores del blog. Y no me resisto a decírtelo, para acabar: menuda mano tienes para el dibujo, majo. (El que quiera comprobarlo, no tiene más que hacer click sobre el nombre que encabeza el comentario).

    • Hmmm… yo diría que de un modo indirecto, sí. Quiero decir, que si por algo destacaron MBV fue por esa capacidad para dar al mismo tiempo «la de cal y la de arena». De cualquier manera, si le das una escucha al disco verás que esto es algo que ocurre exclusivamente al final de esta pista: en el resto de las canciones, no vas a encontrar ni rastro de Kevin Shields & cía, pero igualmente vas a disfrutar un montón. Espero.
      😉

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