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Existió una vez una banda de prog-rock que respondía al nombre de Masque, pero eso fue antes de que Paul Wilcox se convirtiera en Trek, y David Kane en Quintronic. En 1979, la pareja de músicos se traslada desde Buffalo, Nueva York, a New Hope, Pensilvania, donde entran en contacto con la escena local, y muy particularmente con la más centrada en la aplicación a la música de las nuevas tecnologías. El brillante resultado del encuentro con los -entonces- modernos sintetizadores quedó sin embargo enterrado por el paso de los años (¡ni siquiera salen ahora en wikipedia!), algo que, francamente, no se merecen: los dos únicos discos publicados por el dúo (“Landing” de 1980, y su continuador “Trek W/ Quintronic”, de 1981) son un alucinante ejercicio de fusión entre rock y electrónica que resulta aún más asombroso cuando se atiende a su fecha de datación. Avanzadísimo a su tiempo, y sorprendentemente vigente, este es el disco en el que muchos grupos contemporáneos (desde Fujiya & Miyagi hasta Midnight Juggernauts) podrían haberse mirado para crear su música, si no fuera porque ha permanecido prácticamente oculto durante más de treinta años.

El caso es que hay un tipo en San Francisco llamado Josh Cheon , que no sólo tiene la camiseta más fardona que uno pueda imaginar (¿quién necesita la lista de deseos de Amazon cuando tienes un blog?), sino un innegable olfato para el descubrimiento de oscuras bandas de los ochenta, y -loado sea El Señor- también tiene un sello, Dark Entries Records, en el que dar salida a todo ese tiempo de arqueología musical. Vale, los primeros en rescatar en 2012 la música de Trek With Quintronic fueron los alemanes de Anna Logue Records, pero el hecho cierto es que yo no hubiera llegado a estos dos soberbios álbumes si no llega a ser por el trabajo de Dark Entries. Me interesé por el sello hace unos meses, a raíz de la publicación de unas bandas sonoras de Patrick Cowley muy sui generis (prometo que algún día publicaré el post que tengo prácticamente acabado al respecto, a falta de que aparezca por algún lado un enlace que no consista en vídeos de fornidos mozalbetes acariciándose la entrepierna), pero es que con este «Landing Plus»  que reúne los dos LP’s publicados por la banda de Wilcox y Kane me han dejado deslumbrado.

Acotemos un poco todo esto: el sonido de la banda se basa -por si no ha quedado claro- en sintetizadores analógicos, pero no es exactamente el grupo de synth-pop ochentero (otro más, pensará alguno, qué pelma el Sr. Helvética con el tecnopop de las narices) que aparece por aquí cada dos por tres. Los ritmos kraut de la caja Roland CompuRhythm CR-78 y los sonidos del Yamaha CS-60 (un sintetizador polifónico) se combinan con el Minimoog, pedales y guitarras, en una suerte de electro-glam espacial, una maraña de aires cósmicos y melodías imbatibles que cuesta creer que haya pasado tan desapercibida. Llegó, por tanto, la hora de poner a Trek With Quintronic en el sitio que se merecen: un objetivo quizá demasiado ambicioso para un blog tan pequeño como este, pero un ejercicio de simple justicia al que me resulta imposible sustraerme.

Que no os despiste la -chulísima, por cierto- portada de «Landing«: pese a lo que pueda parecer a simple vista, no se trata (aunque también es posible) del grupo que sirvió referencia estética para los Air de «Moon Safari«. En cuanto el primero de los dos discos se abre con la brillante «You Might Be Lonely» queda más claro que el agua que la referencia ineludible es el David Bowie de «Scary Monsters (and Super Creeps)«. No hay apenas lugar para la duda: el arrebato melódico de la inmensa «As We Sing» es probablemente lo más cerca que podríamos estar de un «Ashes To Ashes» versionado por The Human League. Sin embargo, voy a centrarme hoy en el segundo de los dos álbumes, no muy distinto en lo estilístico, pero probablemente el que logra mayores dianas.

La primera canción de “Trek W/ Quintronic” es todo un hit, o al menos debería haberlo sido: «Take it Off» despega entre gloriosos riffs analógicos con aires de glam-rock, suficiente para que cualquier persona con un mínimo gusto se quede con la boca abierta  (cuando no balbuciendo un  extasiado «¿pero de dónde sale esto?»). Pero es que lo que pasa después  -la secuencia que conforman «Be There Later On» y «Twin Forces«- es como para enloquecer: en la primera, unas excitadas guitarras recuperan parte del protagonismo, mientras que su electrizante continuación cuenta con un estribillo de esos que están al alcance de muy pocos: sólo de pirados geniales como Devo o Sparks, quizás.

El siguiente pico llega con la insistencia sonora de «When I Was Young«, a la que sigue el hipnotizante kraut, –por momentos, new-wave- de «White Hoods» y el minimalismo sintético de «Wally And The Rich Kid«, una de las más vigentes, y quizás con la que más me entrego a la feliz ilusión de estar escuchando una joya escondida de Bowie. Y atención ahora, porque antes de que el disco se cierre con «A Little Name» (y volvamos a ponerlo, claro), aún tenemos que escuchar la que quizá sea la más brillante (desde luego, sí la más popular) de las canciones de Trek With Quintronic.

Precisamente con esta canción enorme es con lo que acabo: si «Hallo Spaceboy» era el fabuloso resultado del encuentro entre dos gigantes (Bowie y Pet Shop Boys, en 1995) entonces «Zolian Space» sólo puede ser descrita como el hipotético cruce del duque blanco con los no menos importantes Orchestral Manoeuvers in the Dark; algo así como la última emisión recibida del Mayor Tom, perdido en el espacio desde los tiempos de «Space Oddity«, convertido en yonqui en 1980, y vagando aún, años después, en la inmensidad del cosmos. Su escucha debería ser suficiente para evidenciar la talla de un grupo eclipsado por sus hermanos mayores y el paso del tiempo, y supongo que de poco servirán estas líneas redactadas con tal propósito. Pero llegará el tiempo, confío, en que estos tíos sean reivindicados como merecen, aunque supongo que tendrá que hacerlo alguien con un poco más de autoridad que un menda: si algún día a Jaime Cristóbal le da por admitir sugerencias para esa sección exquisita que firma en la web de JNSP llamada «Clásicos Que Nunca Lo Fueron«, desde luego «Trek W/ Quintronic» sería una de las pocas que me atrevería a hacer. Para que luego digan que ya no quedan territorios inexplorados…

4 pensamientos en “Zolian Space – Trek With Quintronic

  1. A mí me parece que los Air que más se copiaron de la estética no son los del Moon Safari, sino los de. Pocket Symphony. Fíjate que los colegas hasta parecen hechos de cristal.

    A falta de un comentario decente acerca de la calidad musical y lo agradecido que estoy de que me hayas pasado descubierto los temas, ahí tienes.

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