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Ni  No Way Sis, ni  Beatle Juice, ni Dread Zeppelin, ni siquiera los muy divertidos Bjorn Again: los suecos The Royal Concept son, a día de hoy, la mejor tribute band del mundo. Lo digo sin acritud, en serio, chicos: vuestras canciones están muy bien, son pegadizas y tal, y es practicamente imposible que a cualquier fan (como es mi caso) de Phoenix  no le brinque un poquito el corazón al escuchar cosas como «Gimme Twice«. Si pasamos por alto el detalle de que esta y otras canciones pertenecen más al repertorio de la banda de Versalles que a vosotros mismos, por mí no hay problema: son divertidas, y han servido como placebo en estos laaargos cuatro años que van del enorme «Wolfang Amadeus Phoenix» al disco que en apenas unos meses le dará continuación. Pero lo dicho (mamá, no leas esto): esto no deja de ser un polvete con una muñeca hinchable de un realismo conseguidísmo, pero de la que es difícil extraer la satisfacción del original.

Venga, tíos, tampoco os quedéis así, de bajón. Mirad, después de que todo el mundo os mentara a Thomas  Mars y compañía, cuando no a unos tales The Strokes (imagino que vosotros no lo acabaríais de ver, pero bueno), os adelantasteis por unas décimas al ligero giro que -parece- los Phoenix van a dar a su música con «Bankrupt!«: igual de dinámicos, igual de divertidos, un pelín más electrónicos. Ahí está ese «World On Fire» para demostrarlo: parece incluso que estuvierais haciendo un esfuerzo por alejaros de la sombra de  Los Omnipresentes, pero van estos y os chafan el plan, con esos sintetizadores chispeantes superponiéndose a las reconocibles y briosas guitarras del grupo. Qué mala suerte. Iba a decir que son unos copiones, pero tampoco sería justo ¿no?.

El caso es que como broma, ha estado bien, pero se acabaron los quince minutos de fama de The Royal Concept, porque ya está aquí, por fin, el single que adelanta el nuevo disco de los franceses. Se acabó la espera y, me da igual si no puedo ser objetivo con un disco del que tengo tantas ganas de que me guste,  parece que ha valido la pena. «Entertainment» no es ni tan experimental ni tan electrónica como avisaban sus autores, pero es un caramelo insuperable, 100 % sabor Phoenix: gustará a los fans del grupo, irritará a sus más acérrimos haters. Nada nuevo bajo el sol, pero qué demonios, quién lo necesita cuando la fórmula está tan bien pulida. Si acaso, la novedad en ese riff de sintetizador con leve acento oriental capaz de lobotomizarme, y que (¿a alguien más se lo ha recordado?) hace por el pop brillante de Phoenix algo parecido a lo que los teclados prestaban al punk de Siouxsie & The Banshees en «Hong Kong Garden«.

Tan vibrantes como en su disco de 2007, y con una mayor saturación instrumental que por momentos parece  acercarles a unos M83 eufóricos, esta canción promete desatar la locura entre los afortunados que podrán asistir al concierto que Phoenix dará en el marco del Primavera Sound: empujones, saltos, pisotones e histeria colectiva asegurada ¿»I’d rather be alone«? Ni hablar: me va a dar una envidia horrorosa no estar ahí en ese momento.

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