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2020, ¿pero qué te he hecho yo? ¿qué es lo que quieres de mí? Que lo mismo me tienes confinado en casa, o embozado con una odiosa mascarilla, que me pones a berrear lorololós al ritmo de The Killers, que me obligas a pulsar el botón de repeat , de forma compulsiva, con esta canción de Jónsi, el pajarito herido en las alas de los Sigur Rós.

Aquí corresponde una aclaración: nunca pude entrar en el rollo de los islandeses Sigur Rós. NI SIQUIERA, que el cielo me perdone, con el pelotazo internacional de aquel «Ágætis Byrjun» con el que congelaron los corazones de media humanidad. Qué le vamos a hacer, rarito que es uno: ni con estos, ni con (5 años después) Antony & The Johnsons, ni tan siquiera (10 años después) con Animal Collective. Cuando no me entra, no me entra, se ponga la crítica especializada como se ponga y ni aunque gente a la que considero de lo más fiable me lo grite en lo oreja. Y en cambio, me da por unas tontadas inexplicables…en fin… vamos a dejarlo estar.

El caso es que no contaba yo con estar en este año de mierda (supongo que en esto si habrá una cierta unanimidad) escuchando algo tan poco apetecible, a mi criterio, como una canción perteneciente al último trabajo -hasta el momento- de los publicados por Jón Þór Birgisson. Claro, dicho así suena como si hablásemos de una (otra) canción glacial en la que el falsete del islandés planea ingrávido sobre graves y monumentales arreglos orquestales con el único objetivo de erizarnos el vello de los brazos, y no, la cosa va por otro lado. En «Salt Licorice» se deja acompañar por la infalible Robyn, algo que por sí mismo ya añade un cierto atractivo a la propuesta y nos predispone a una menor severidad, pero es que encima el cacharro (creo que es la mejor forma de llamarlo) es justamente lo contrario de lo que mis malditos prejuicios esperaban encontrarse.

Veamos, «Salt Licorice» es algo así como ..hummm… bocinazos+techno+PC Music: un verdadero jaleo, efectivamente, del que la noruega decía, cuando fue lanzada como sencillo de «Shiver«, a finales del pasado septiembre: «Es una canción de amor perfecta. Me dan ganas de bailar violentamente y besar al mismo tiempo«. Pues muchas gracias, Robyn: no se me ocurre mejor forma de decirlo.

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