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Geoffrey O’Connor tiene pinta de nerd, algo que en realidad no tiene demasiada importancia, aunque las cosas son como son.  Uno diría que milita en las filas de todos esos Darrenhaymans del pop, geniecillos de la composición que desafían con su aspecto de el-vecino-rarito-del-quinto-be las convenciones que obligan a los artistas a tener la camiseta agujereada en las fotos promocionales, o el pelo asqueroso, o la mirada asesina, o (esto quizás sea lo más lamentable) un vestuario al borde de la extinción. Pero las portadas de sus discos son muy elocuentes al respecto: Geoffrey O’Connor sabe que escribe GRANDES canciones pop, y adopta con gusto el disfraz de narrador omniscente, cuando no voyeur (Hola, «Underwear«) de las vidas ajenas. Más aún: Geoffrey O’Connor se ha revelado -a los poquitos que han tenido la suerte de escucharlo- como un fantástico retratista de nuestras miserias, un fabuloso constructor de arquetipos en los que todos, en mayor o menor medida, podemos vernos representados.

Geoffrey O’Connor tiene ya dos discos publicados: el primero se titulaba «Vanity Is Forever» y salió al mercado en 2011, el segundo (y por el momento, último) se llamaba «Fan Fiction» y, al igual que el anterior, se editó gracias a la labor de la disquera Chamber Music. Los dos podrían adscribirse sin problemas al género del synth-pop, los dos tienen esa clase de portada ante la cual siempre muestro cierta debilidad, los dos me parecen absolutamente recomendables.

Geoffrey O’Connor tiene una canción, «Jacqueline«, que me vuelve loco. Pertenecía a su disco del año pasado, y por supuesto, no la he descubierto hasta este 2015, pero nunca es tarde si la dicha es buena: menuda joya, cómo me gusta. Romántica, melodramática, indudablemente jarviscockeriana (sí, ya sé que es la segunda alusión a Pulp: ¿servirá eso para que toméis un poco más en serio esta recomendación?), el tema arrebata con su evocación de los amores imposibles y versos tan geniales como «Your nipples pointed to the stars«. Cuántas cosas en tan sólo seis palabras, cuántas cosas, qué forma tan firme de esbozar historias en una pincelada repleta de seguridad. Y mecachis, algo tienen las canciones pop con nombre de chica, que siempre acabo rendido. Chicas guapas, o chicas acomplejadas. Chicas manipuladoras, tiernas, apaleadas por la vida o sencillamente inalcanzables. Una trata de sacar adelante a un bebé que quizás llegó antes de lo previsto, la otra trata de mezclarse con la clase media pese a un indisimulable aire aristocrático. La que se atiborra de chocolates en casa, y la que sólo se pondrá a llorar cuando salga pitando en su nuevo deportivo, y ya nadie pueda verla. Chicas fascinantes, ininteligibles y misteriosas, precisamente porque son chicas… Y mientras tanto, yo sigo igual de perdido que cuando tenía 18 años, conformándome con  la sospecha de que (a la primera nunca le pegó demasiado su nombre, en cambio a la segunda el suyo le iba como anillo al dedo) la Deborah de «Disco 2000» y esta «Jacqueline» son bastante parecidas…

 

«I call you Jacqueline
I always love the name
I think of you, Jacqueline
How I have no idea what you’ve been given, Jacqueline
Jacqueline, Jacqueline

December in the park,
The sounds of tinny cards
Your hands lost in the leaves
Your nipples pointed to the stars
Jacqueline, Jacqueline, Jacqueline»

P.D: Y además de todo lo anterior (tomadlo como un  anticipo) Geoffrey O’Connor tiene un grupo. Un grupo no, un grupazo. Pero tal vez estoy adelantando acontecimientos…

2 pensamientos en “Jacqueline – Geoffrey O’Connor

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