Esto del kraut es como la horchata: o lo odias, o te vuelve loco, no hay término medio. Hay a quienes estos largos desarrollos sobre un ritmo tan insistente les aburren sobremanera, y quienes prácticamente entran en trance con cualquier cosa montada sobre un ritmo motorik. Yo me temo que pertenezco al segundo grupo, sobre todo a partir del 4:25, momento a partir del cual estoy más poseido que la niña del exorcista.
En fin, vamos a darle un poco de contenido a esto, que si no, no lo va a leer nadie. Toy son unos ingleses que pusieron cachondísima a la crítica (sobre todo la británica, qué raro) a mediados de 2012 con su sonido post-punk y un rollo oscuro que, no por manido, deja de funcionar. En realidad, los medios ya estaban un poco palote cuando se publicó el tema «Left Myself Behind» , y motivos de sobra había, aunque curiosamente este tema se quedaría fuera del tracklist definitivo del disco que la celestial (ja-ja-já) casa Heavenly les acabó publicando. Por acotarlo un poco, y aunque acotar sea mucho decir para una banda a la que no les va lo de lo-bueno-si-breve, esto suena a los Horrors que molan (los del «Primary Colours», of course), a drogaína, a recintos claustrofóbicos, y a Neu!, claro. Música angulosa en la que quedarse suspendido/encerrado, al gusto de cada uno. Y como muy bien dice P, que de esto de música entiende un rato: ¿Por qué vas a hacerlo durante tres minutos si puedes hacerlo durante siete?. A la felicidad por la repetición.
Mira desde el celular lo bonita que se ve tu página, che.